Trabajar en familia debería unir… pero muchas veces termina siendo la causa de las peleas en la casa y en la empresa.
Sé lo que se siente: discusiones eternas en juntas, roles que nadie entiende, el papá que no suelta, los hijos que no saben dónde encajan, y esa sensación de que todo depende de una sola persona. Al final, la empresa avanza, pero la familia se va rompiendo poco a poco.
La buena noticia es que sí hay otra forma. Con reglas claras, acuerdos que todos respeten y una visión compartida, la empresa familiar puede dejar de ser un dolor de cabeza y convertirse en el proyecto que une a todos. Crecen como negocio y se fortalecen como familia.
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